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Psicologia
Efectos en los niños tras el paso del tiempo en una separación

 

Dos o tres años después de la separación, se encuentra un equilibrio funcional que se acompaña de una mejoría en la relación padres-hijos y en la adaptación de los niños. Por lo tanto, hay que estar atento a los síntomas que perduran más de un año y medio y valorar una ayuda psiquiátrica. En estos casos, lo que encontramos con mayor frecuencia es una depresión, presentando el niño o adolescente tristeza, una baja autoestima, bajo rendimiento escolar, dificultad para la concentración, aislamiento social, inhibición en el juego, gula en el comer, irritabilidad persistente y promiscuidad sexual en el adolescente.

 Se ha demostrado que, aproximadamente, el 10% de los niños que se sienten culpables de la separación luego se vuelven depresivos. Suelen ser también manipuladores con sus compañeros, en el juego o en las relaciones sociales. Pasados unos cinco años de la separación parental, casi el 30% de los niños aprueba la separación, aceptan el cambio familiar como un hecho consumado, pero no toman posturas en pro ni en contra de la separación. En general, los niños aprueban o desaprueban la decisión de separación de sus padres según su experiencia de varios años dentro de la familia post-separación. 

En cuanto a la relación con el padre no custodio, en esta etapa se consolida y se mantiene constante. Los que más se benefician suelen ser los niños más pequeños, que pasan más a menudo noches y fines de semana con su padre que los niños más mayores. Hay una correlación entre la cantidad de visitas y la calidad de la relación padre-hijo.

 

El nuevo matrimonio es un nuevo paso de uno o de los dos padres, que puede tener diferentes respuestas en los hijos. En muchos casos, introduce una sensación de seguridad en el hogar que no daría la familia de un solo progenitor. También, puede despertar nuevas tensiones y estrés. Cuando un progenitor se casa de nuevo, el otro puede temer que los hijos lo abandonen por el padrastro y/o madrastra. Por otra parte, los niños se pueden sentir como si traicionaran a su padre si establecen un nuevo vínculo con el esposo o esposa, pudiendo sentir una ambivalencia y seguir deseando la reconciliación de los padres. Pueden tener sentimientos contradictorios hacia el nuevo cónyuge y a menudo es el blanco de hostilidades. Si el nuevo cónyuge tiene otros hijos de un matrimonio previo o nacen nuevos hermanos, existe la posibilidad de celos y competencia entre los hermanos.

Es conveniente decirle al padre custodio que debe de proteger la integridad del progenitor ausente, pero tampoco defenderlo si fue una persona abusiva o irresponsable. Si el padre les abandonó o no mostró interés por sus hijos, habrá que hablarlo de forma abierta, para que terminen asimilando el hecho. Si la madre insiste en que el padre ama a sus hijos, éstos terminarán por no creerla. El mejor enfoque es dar una imagen clara de las virtudes y los defectos del progenitor. Si el progenitor ausente no abandonó a la familia y sigue involucrado es importante que no se altere esta relación. La nostalgia del hijo por el retorno del padre biológico, pero también puede desear que alguien satisfaga sus necesidades diarias. Si uno de los padres decide casarse de nuevo, no debe pedirle permiso a su hijo, sino informarle y ayudarle a superar el conflicto

 


Álvaro Rojo