El coaching se fundamenta en dos pasos fundamentales:
1. La estructura de la conversación que posibilita el cambio.
2. Las habilidades comunicativas.
Respecto al primer paso, el coach lo que ha de hacer es ayudar a priorizar, descomponer el objetivo, buscar la manera de hacerlo más sencillo y superar las barreras que se presenten. Antes de finalizar la sesión, hay que conseguir que el paciente se comprometa a llevar a cabo alguna acción, aunque sea pequeña y adaptada al ritmo de cada paciente. Coaching es sinónimo de compromiso, si no se produce, el coaching no se ha realizado. Para completarlo es fundamental hacer un seguimiento de las acciones ejecutadas y seguir estimulando al paciente hasta llegar a la meta final. Todo ello se produce mediante una conversación especial que facilita el cambio.
Dicha conversación consta de una serie de pasos que ayuda a lograr la meta deseada. Una forma fácil de memorizar todas las fases de esta fase es mediante la palabra POOOCS (que son las iniciales de todas ellas), y además sirve para que recuerden que han de escoger “pocos” objetivos e ir “poco a poco”. De esta manera, conseguiremos llegar mucho más lejos que si queremos avanzar rápido y somos frenados a mitad del proceso. POOOCS:
+ Priorizar. + Objetivos.
+ Opciones. + Obstáculos.
+ Compromiso. + Seguimiento.
A cada uno de estos pasos, les siguen unas preguntas que ayudan a definirlo. A la hora de preguntar, se debe ser flexible y adaptarse al paciente que se tiene enfrente, del mismo modo que se realiza una historia clínica. Cada profesional ha de utilizar un estilo personal que le haga sentirse cómodo para ser un mejor coach.