Pedofilia: se trata de un tipo de perversión donde sólo se encuentra perturbado el objeto de la tendencia sexual.
Es la presencia de fantasías o conductas que implican actividad sexual entre un adulto y un niño previo a la pubertad, generalmente de 13 o menos años de edad.
El niño debe presentar por al menos seis meses, el sujeto debe tener 16 años o más siendo por lo menos 5 años mayor que el niño. Puede darse de diferentes formas: en relación a la orientación, puede ser de tipo heterosexual, homosexual, o ambas; en relación a objeto, éste puede ser exclusivamente pedofílico o no.
Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele ganarse la confianza y el cariño del niño y, por lo general, es alguien conocido o familiar, dándose con mayor frecuencia en las niñas que en los niños, y otros sujetos prefieren ambos sexos.
Algunos pedofílicos pueden limitar su actividad simplemente a desnudos, a observarlos, exponerse frente a ellos, masturbarse en su presencia, o acariciarlos y tocarlos suavemente. Otros, efectúan felaciones o cunnilingus, o penetran la vagina, la boca, el ano del niño con sus dedos, objetos extraños o el pene, utilizando diversos grados de fuerza para conseguir estos fines
En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos son alcohólicos o psicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años; generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros, solitarios y llenos de culpa.
La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de estrés y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias. Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico.