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Vida sana
Falta de sueño II

En los adolescentes, el ritmo de estudio combinado con la costumbre de salir durante la noche, va desfasando la relación que se produce entre el sueño y la vigilia provocando desórdenes de todo tipo, especialmente repercute en los procesos hormonales,  tanto como en la maduración sexual.

A largo plazo trae asociados otros trastornos como pueden ser la obesidad, el envejecimiento precoz, el agotamiento, un aumento de probabilidades de contraer infecciones, diabetes, enfermedades cardiovasculares y trastornos gastrointestinales, así como también la pérdida crónica de la memoria.

Los expertos consideran que hay que dormir las horas que la naturaleza ordena, pero que es importante dormir de noche, ya que la producción de melatonina que forma parte del sistema de señales que regulan el ciclo circadiano (son las expresiones fisiológicas del organismo que ocurren en un lapso de 24 horas) es estimulada por la oscuridad e inhibida por la luz.

La dificultad para dormir se debe considerar una enfermedad cuando durante el día se perciban síntomas de cansancio, irritabilidad, dolores de cabeza o falta de concentración con una frecuencia de tres o más veces por semana y durante varios meses consecutivos.

Las estadísticas afirman que dormir menos horas de lo necesario multiplica por diez las posibilidades de sufrir un accidente de tránsito o laboral.

Según Matthew  Walter,  profesor de psicología  de la Universidad de Berkeley, “una noche sin dormir reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40 por ciento” ya que el sueño limpia la memoria a corto plazo y deja espacio libre para más información.

 

En relación al contexto social, dejar de dormir provoca un deterioro en las relaciones interpersonales, ya que disminuye todo tipo de interés por todo lo que ocurre en el entorno, son frecuentes la pérdida del trabajo o de la pareja.

Según los investigadores  de la Facultad de Medicina de Warwick, del Reino Unido los resultados sostienen que existe una relación específica en el sexo femenino entre la privación del sueño y la hipertensión.

Según un grupo de expertos del Reino Unido, las mujeres que duermen seis o menos horas al día son más propensas a presentar hipertensión arterial que las que descansan más tiempo.

Varios estudios relacionaron la falta de sueño con un aumento de riesgo de tensión alta, y en las mujeres se vio un aumento en un 42% de las posibilidades de contraer la enfermedad entre las que estaban habituadas a dormir menos de seis horas diarias. Los factores de riesgo cardíaco, como fumar, tener sobrepeso, o llevar una vida sedentaria contribuyeron parcialmente en esta relación.

En cambio en los hombres no se pudo establecer ninguna relación entre estas variables.

Si se pasa un día sin dormir, los síntomas que se pueden observar son leves, apenas la manifestación de mal sentido del humor, irritación, lentitud para desarrollar las tareas cotidianas o falta de concentración, a los dos días sin dormir, es imposible concentrar la atención en ninguna tarea que requiera alguna habilidad, para el tercer día sin dormir se comienzan a tener síntomas alucinatorios y de pérdida de contacto con la realidad.


Álvaro Rojo