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Vida sana
Trastorno de la Tourette.

Las características esenciales del trastorno de la Tourette son los tics motores múltiples y uno o más tics vocales. Estos tics pueden aparecer simultáneamente o en diferentes períodos de la enfermedad. Los tics aparecen varias veces al día, recurrentemente, a lo largo de un período de más de 1 año. Durante este tiempo, nunca hay un período libre de tics de más de 3 meses consecutivos. La alteración provoca intenso malestar o deterioro significativo social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. El inicio del trastorno se produce antes de los 18 años de edad. Los tics no se deben a efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., estimulantes) ni a una enfermedad médica (p. ej., enfermedad de Huntington o encefalitis posvírica).
La localización anatómica, el número, la frecuencia, la complejidad y la gravedad de los tics varían a lo largo del tiempo. Típicamente, los tics afectan la cabeza y, con frecuencia, otras partes del cuerpo como el torso y las extremidades superiores e inferiores. Los tics vocales incluyen varias palabras o sonidos como chasquidos de lengua, gruñidos, ladridos, olfateos, bufidos y toses. La coprolalia, un tic vocal complejo que entraña la pronunciación de obscenidades, se observa en unos pocos individuos (menos del 10 %) afectos de este trastorno. Los tics motores complejos incluyen tocar, agacharse, doblar las rodillas, desandar pasos y dar giros al caminar. Aproximadamente en la mitad de los sujetos con este trastorno los primeros síntomas que aparecen son episodios de un tic simple, principalmente parpadeo, y con menos frecuencia tics que afectan otras partes del rostro o del cuerpo. Los síntomas iniciales también pueden incluir protrusión de la lengua, ponerse en cuclillas, olisquear, saltar, hacer cabriolas, aclarar la garganta, tartamudear, emitir sonidos o palabras y coprolalia. Otros casos empiezan con síntomas múltiples.


Las características esenciales del trastorno de la Tourette son los tics motores múltiples y uno o más tics vocales. Estos tics pueden aparecer simultáneamente o en diferentes períodos de la enfermedad. Los tics aparecen varias veces al día, recurrentemente, a lo largo de un período de más de 1 año. Durante este tiempo, nunca hay un período libre de tics de más de 3 meses consecutivos. La alteración provoca intenso malestar o deterioro significativo social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. El inicio del trastorno se produce antes de los 18 años de edad. Los tics no se deben a efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., estimulantes) ni a una enfermedad médica (p. ej., enfermedad de Huntington o encefalitis posvírica).
La localización anatómica, el número, la frecuencia, la complejidad y la gravedad de los tics varían a lo largo del tiempo. Típicamente, los tics afectan la cabeza y, con frecuencia, otras partes del cuerpo como el torso y las extremidades superiores e inferiores. Los tics vocales incluyen varias palabras o sonidos como chasquidos de lengua, gruñidos, ladridos, olfateos, bufidos y toses. La coprolalia, un tic vocal complejo que entraña la pronunciación de obscenidades, se observa en unos pocos individuos (menos del 10 %) afectos de este trastorno. Los tics motores complejos incluyen tocar, agacharse, doblar las rodillas, desandar pasos y dar giros al caminar. Aproximadamente en la mitad de los sujetos con este trastorno los primeros síntomas que aparecen son episodios de un tic simple, principalmente parpadeo, y con menos frecuencia tics que afectan otras partes del rostro o del cuerpo. Los síntomas iniciales también pueden incluir protrusión de la lengua, ponerse en cuclillas, olisquear, saltar, hacer cabriolas, aclarar la garganta, tartamudear, emitir sonidos o palabras y coprolalia. Otros casos empiezan con síntomas múltiples.

La existencia del trastorno de la Tourette ha quedado ampliamente demostrada en distintos grupos raciales y étnicos. El trastorno es aproximadamente 1,5-3 veces más frecuente en varones que en mujeres.
El trastorno de la Tourette se observa aproximadamente en 4-5 individuos/10.000.
La edad de inicio del trastorno de la Tourette puede ser muy temprana, alrededor de los 2 años de edad, y suele prolongarse durante la infancia o el inicio de la adolescencia; por definición, se inicia siempre antes de los 18 años de edad. La edad promedio de inicio de los tics motores es los 7 años. El trastorno suele durar toda la vida, aunque puede haber períodos de remisión que duran semanas o años. En la mayor parte de los casos, la gravedad, frecuencia y variabilidad de los síntomas disminuyen durante la adolescencia y la vida adulta. En otros casos, los síntomas desaparecen por completo, usualmente al iniciarse la vida adulta.
La vulnerabilidad al trastorno de la Tourette y a otros trastornos afines se transmite según un patrón autosómico dominante. «Vulnerabilidad» implica que el niño recibe la base genética o constitucional para desarrollar un trastorno de tics; el tipo o la gravedad concreta del trastorno pueden ser diferentes de una a otra generación. No todos quienes heredan la vulnerabilidad genética manifestarán los síntomas de un trastorno de tics. La penetrancia en portadores genéticos femeninos es aproximadamente del 70 %; la penetrancia en portadores genéticos masculinos es aproximadamente del 99 %. La gama de formas en que puede manifestarse tal vulnerabilidad incluye el trastorno de la Tourette propiamente dicho, el trastorno de tics crónicos motores o vocales, algunas formas de trastorno obsesivo-compulsivo y quizá el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. En un 10 % de sujetos con trastorno de la Tourette no hay pruebas de la existencia de un patrón familiar. Los sujetos con estas formas «no genéticas» de trastorno de la Tourette o de otro trastorno de tics suelen padecer otro trastorno mental (p. ej., trastorno generalizado del desarrollo) o una enfermedad médica (p. ej., un trastorno convulsivo).

 


Álvaro Rojo