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Enfermedades y trastornos
Introducción y definicion de mobbing

 

Los niños, las personas con alguna disfunción psicológica, o incluso las personas normales en circunstancias extremas, pueden denotar violencia física o ejercerla de manera suficiente tosca para dejar huella de forma que, con posterioridad, serán sometidos a juicio por parte de los demás. Ahora bien, el adulto, escrupuloso con su imagen social ¿será capaz de renunciar al ejercicio de la violencia si con ello no obtiene ningún perjuicio y si prevé algún beneficio? 

Para responder a esta pregunta y situándonos en el ámbito laboral, quizá convendría contar con un dato añadido: cada vez es más alta la competitividad en el trabajo; un plano en el que nos desenvolvemos numerosas horas al día, que satisface nuestras necesidades más básicas y de consumidores y en el que con frecuencia se encuentra comprometida nuestra autoestima.

La posibilidad de actuar de forma violenta sin ser descubiertos y la relevancia del puesto de trabajo que ocupamos para satisfacer nuestras necesidades, tanto primarias como secundarias, constituyen el caldo de cultivo que propicia la existencia del mobbing o acoso moral en el trabajo, un fenómeno cada vez más común en las sociedades desarrolladas, que ha alcanzado gran difusión en los últimos tiempos y que es fuente de numerosas demandas legales.

En la actualidad, el acoso laboral se ha convertido en un punto de mira para legisladores, sociólogos y psicólogos, prueba de ello son los numerosos estudios y líneas de investigación que se preocupan por este hecho. Pero, además de los profesionales involucrados en su estudio, prevención y tratamiento, la sociedad en general, ha mostrado una gran sensibilización y preocupación ante el problema.

 

El mobbing o terror psicológico en el ámbito laboral consiste en la comunicación hostil y sin ética, dirigida de manera sistemática por uno o varios individuos contra otro, que es así arrastrado a una posición de indefensión y desvalimiento, y activamente mantenido a ella. Estas actividades tienen lugar de manera frecuente (como criterio estadístico, por lo menos una vez a la semana) y durante largo tiempo (por lo menos seis meses).

A causa de la elevada frecuencia y duración de la conducta hostil, este maltrato acaba por resultar en considerable miseria mental, psicosomática y social. Se excluyen los conflictos temporales. En otras palabras, la distinción entre conflicto y mobbing no es qué ha hecho o cómo lo ha hecho, sino la frecuencia y duración de lo que ha hecho.

Quizá lo más relevante del concepto es que dicho acoso moral es una violencia en pequeñas dosis, que no se advierte y que, sin embargo, es muy destructiva. Es decir, si tomamos por separado cada acción de ataque, no resulta realmente grave; es el efecto acumulativo de micro traumatismos frecuentes y repetidos lo que constituye la agresión.

 En este sentido conviene tener en cuenta que no solo hacen daño insultos directos, que son agresiones demasiado obvias, sino también las insinuaciones y comentarios malintencionados así como los actos de no-comunicación (ignorar un saludo, no responder a una pregunta, actuar como si determinada persona no estuviera presente, etc.). Estos pequeños actos agresivos que suelen comenzar con una sencilla falta de respeto se transforman progresivamente en verdaderas conductas perversas que tienen graves consecuencias para la salud psicológica de las víctimas.

 


Álvaro Rojo