El velocista es el clásico deportista que hace poner nervioso al entrenador, es extrovertido, inestable en su humor, no acepa fácilmente las frustraciones y es impulsivo.
Como la velocidad puede mejorarse poco, ya que es una capacidad innata también, por ello es como si se diera cuenta que no requiere de gran entrenamiento y quizás esto o lleva a no o cumplirlo correctamente .
En el caso del corredor de fondo o medio fondo el papel de la resistencia a la fatiga ocupa un lugar preponderante en lo que se refiere al perfil psicológico.
Son muy trabajadores en los entrenamientos y tienen un nivel de exigencia consigo mismo que nos puede hacer pensar en una necesidad de búsqueda subliminal a una insuficiencia originada en los ámbitos laborales o afectivos.
Casi se diría que la competencia está instalada esencialmente entre él y él mismo. El corredor velocista que se siente capaz, suele intentar conseguir triunfos significativos pasando a correr distancias más largas. Es ahí donde el perfil nos hace reflexionar sobre deportista que quieren proyectarse a largo plazo y permanentemente buscan autoafimarse.
La característica fundamental de la actividad radica en que el atleta debe recorrer la distancia en el menor tiempo posible y en la cual realiza un esfuerzo muscular prolongado y relativamente generalizado, que demanda una gran capacidad para contrarrestar el proceso de la fatiga, monotonía y saciedad.
Tomando en consideración las características de deporte cíclico de acuerdo con la estructura de los movimientos que realiza el atleta hay que plantearse que estos atletas desde el punto de vista psicológico deben presentar una gran capacidad de resistencia psíquica. Este concepto lleva directamente al problema de los requerimientos de los entrenamientos y su enfoque desde una óptica psicológica, en este sentido se entienden por requerimientos de los entrenamientos a las tensiones físicas y psíquicas relacionadas con la ejecución de las acciones motrices de potencia, frecuencia, duración e intensidad determinadas.