Hace unos años un famoso autor que estudió a casa la vigorexia propuso un decálogo para evitar la vigorexia. Este sería:
1.- No existe cuerpo perfecto.
2.- Tú no eres tu cuerpo o tu apariencia.
3.- Proponte cambios, pero con un límite.
4.- Los modelos estéticos culturistas son irreales.
5.- Valora lo bueno que hay en ti.
6.- Apóyate en un entorno social diverso.
7.- Ten un proyecto de vida amplio.
8.- Conócete.
9.- No todo vale.
10.- Pide ayuda.
Por otro lado la fundación Consumer propone una serie de sabias reflexiones:
+ Los modelos de belleza vigente responden más a criterios mercantilistas que a modelos de salud y bienestar.
+ No aceptemos un modelo único para nuestro sexo: significaría negar la diversidad y la especificidad de las personas, así como las etapas por las que pasa la vida.
+ Construyamos nuestro propio modelo, partiendo del conocimiento de nuestro propio cuerpo, sabiendo cómo es, cómo se expresa, cómo se siente y qué le gusta.
+ Aceptémonos como somos y cambiemos solo lo que nos desagrada.
+ Seamos nuestro mejor amigo, valorando cómo somos y sintiendo el orgullo de ser únicos.
+ Nuestro atractivo no se mide por comparación.
+ Si miramos de fuera a dentro, estaremos mediatizados por una imagen inalcanzable y el no conseguirla nos producirá negación personal y frustración.
+ Cuando analicemos lo que nos propone la moda para nuestro sexo y edad, tomemos sólo aquello que nos permita mejorar nuestra calidad de vida y hacerla más saludable.
+ Planteémonos metas posibles. Explotemos nuestros recursos para conseguir un físico agradable y atractivo sin olvidar que es tan importante gustar a los demás como agradarnos a nosotros mismos.