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Psicologia
Manifestaciones en el niño tras la separación I

 

- El niño de 9 a 12 años. Podemos observar las siguientes reacciones: tristeza, sentimiento de vergüenza y de fastidio por la separación. Enfado, sobre todo con el padre responsable del divorcio o que ha empezado la separación. Negación para ocultar su tristeza. Adoptan aires de seguridad y de calma. Algunos niños son maestros en el arte de disimular: ellos están tristes pero no lo parecen.  Aumentan los síntomas somáticos (dolor de cabeza, de barriga, de espalda), expresión de un alto nivel de ansiedad y de cuadros depresivos. Disminución de la confianza en sí mismo. Sentimiento de culpabilidad. Algunos niños rehúsan participar en las actividades habituales, deportes y culturales.

 

- El adolescente de 13 a 18 años.  Las reacciones más frecuentemente observadas: profunda tristeza, por todo lo experimentado, sentimiento de pérdida. Cólera contra los dos padres o contra uno en particular.  Sentimiento de abatimiento ligado a las responsabilidades, sobre todo si tiene hermanos más pequeños. Vergüenza por los comportamientos a veces inmaduros de uno o de los dos padres. El adolescente deja de ser el confidente o aliado de uno de los padres. Imita a un padre en la búsqueda de la libertad sexual. Desarrolla sus propios intereses y reivindica que estos intereses deben de estar integrados en la organización de las citas con el padre no custodio. Rechaza la residencia alterna, algunos adolescentes habituados al cambio de residencia se cambian fácilmente si se sienten bien en las dos casas. Sentimiento frecuente de culpa y tirantez con la demanda del padre no custodio que quiere establecer un contacto regular y la necesidad personal de libertad y disponibilidad para los amigos (conflictos de horario).

Se sabe que la calidad de la relación entre padres e hijos después de la separación es un factor muy significativo en la adaptación de los niños a la nueva situación. Este factor tiene tanta importancia o más que el nivel de conflicto entre los padres. Aunque habitualmente es necesario un tiempo para la adaptación a la separación.

En el curso del primer año, sobrevienen alteraciones importantes en los vínculos y en los roles familiares, en las funciones de los padres y en la adaptación de los niños. Sin embargo, al año de la separación, la mayoría de los niños y adolescentes han mejorado. Disminuye la preocupación por la separación parental y la gran mayoría desarrollan bien sus actividades y dejan a un lado la separación. La ansiedad también ha desaparecido, aunque perduran algunas preocupaciones, como el temor al posible abandono por uno o ambos padres. 


Álvaro Rojo