El portal que cuida de ti
Blog
< Volver al índice de artículos del Blog
Navidad, Psicologia
La Navidad en Perú

La Navidad se celebra a lo largo y ancho del mundo. En casi todas las casas hay un árbol de Navidad, una decoración navideña, una comida, algo que recuerda que estamos en plenas fiestas navideñas.

Los niños escriben su carta a Papá Noel y/o los Reyes Magos para pedir sus regalos, y todo el mundo empieza a hablar de sentimientos de amor, fraternidad y solidaridad. Pero, aunque con ingredientes comunes, cada país tiene sus tradiciones y, en muchos casos, las diferencias son enormes.

En primer lugar, hablaré sobre cómo se celebra en Perú.  En este país una gran variedad de ferias aparecen sólo para las fiestas y luego desaparecen, a la vez que los comercios están abiertos hasta altas horas del día 24, para aquellos que esperan a la última hora para comprar los regalos.

El 24 de diciembre durante toda la noche se pueden escuchar los estallidos de cohetes que aumentan conforme dan las 12. La cena de Navidad consiste en pavo al horno (últimamente hay quienes comen lechón), chocolate caliente, panetón, puré de manzana y alguna que otra cosa de cada tradición familiar.

Resulta curioso ver como la gente pasa por las calles llevando su bandeja con pavo (recién horneado en la panadería vecina). Se respira un ambiente realmente navideño, pues en las calles de la ciudad se oyen los villancicos y es difícil caminar por las aceras peatonales que están repletas de vendedores ambulantes que se colocan estratégicamente con sus mercancías novedosas.

Llegada las doce, en medio de las diversas melodías y villancicos, todos alzan sus copas y brindan con champagne o sidra, dándose un caluroso abrazo y deseándose lo mejor, mientras un miembro de la familia coloca al divino niño en su pesebre. Se sirve la cena de Navidad y en medio del calor familiar se pasa una agradable velada, que luego se llenará con diálogos, anécdotas, recuerdos, etc.

Curiosa resulta la tranquilidad salteada que reina el día 25 por la mañana, cuando las calles están desiertas porque todos duermen, excepto los niños que disfrutan de sus juguetes nuevos y los últimos cohetes. El desayuno para los que están despiertos consta de chocolate caliente con panetón y luego se suele descansar.

Otra festividad muy esperada es la de Año Nuevo, por la trascendencia de comenzar un nuevo año, que muchos esperan sea mejor que el anterior. Los comercios están abiertos hasta altas horas de la noche y lo que más se suele vender aparte de los juguetes y el cotillón para las fiestas, son las prendas interiores de color amarillo para atraer la buena suerte.

En algunos distritos se suelen preparar llamativas fiestas al aire libre con los artistas del momento o con una orquesta animada, para aquellos que quizás no tengan con quien recibir las doce campanadas en casa. Además suele armarse un castillo en las plazas principales y están hechos a base de caña seca atiborradas de fuegos artificiales, los cuales dan un impactante espectáculo de luz y color, que alegra los corazones de los presentes.

Cuando falta pocos segundos para las doce, es emocionante escuchar en las emisoras el conteo regresivo, luego la programación es totalmente festiva. En las casas se brinda con champagne o sidra y luego vienen los abrazos e intercambio de buenos deseos, y la puesta en práctica de las cábalas como dar la vuelta a la manzana con una maleta vacía para irte de viaje, o que te echen arroz bajo el marco de la puerta al entrar en la sala como augurio de una próxima boda. Luego se suelen encender con más ganas chispitas mariposa, y al mismo tiempo se procede a la quema del muñeco (que yace plantado en medio de la calle) y que normalmente está hecho de ropa vieja, relleno con periódicos, telas, etc… y a tamaño natural.

 


Álvaro Rojo