Para poder organizar de forma positiva un espacio de alimentación hay que tener en cuenta todos los elementos que en él inciden y las conquistas que se espera que haga el niño/s a partir de éstos: el ambiente, los que están a su alrededor, los ritmos y los tiempos…
Esta organización atiende a las necesidades básicas de los niños/as tales como la alimentación, seguridad, socialización, expresión, comunicación…
Entendemos por ambiente todos aquellos elementos que son capaces de transmitir mensajes a los niños/as determinando los tipos de relación e intercambio.
El lugar destinado a la comida debe ser acogedor adaptado a las necesidades de los niños/as y debe estar diferenciado de otros momentos del día, un lugar en el que se facilite la comunicación, al igual que un clima de seguridad y afecto; la hora de la comida debe ser un momento tranquilo, donde no haya mucho ruido, y debe realizarse en un lugar bien iluminado e higiénico.
El niño debe conocer el espacio en el que come para transmitirle mayor seguridad y permitirle desenvolverse en él con mayor autonomía. Es importante que el niño/a reconozca el espacio y lo domine por lo que sería buena idea que participara en su ambientación y decoración.
Pero tampoco es necesario que sea una organización estática, sino un reflejo de los distintos proyectos de trabajo o contextos que la escuela considere (Navidad, Carnaval, fiestas locales…). Del mismo modo también es importante que el niño/a reconozca los alimentos que va a tomar a la hora de la comida y presentarle ésta de forma atractiva.
A la hora de distribuir los elementos por el espacio hay que tener en cuenta que deben permitir la libre circulación del niño/a sin obstáculos que impidan sus posibilidades de acción. Seguidamente se organizará el momento de la comida atendiendo a las necesidades de los niños/as, dependiendo de la edad en la que se encuentren.