Durante la adolescencia, mejora muchísimo la opinión que los hombres tienen sobre sí mismos y del rol masculino. Y el pensamiento de las mujeres sobre si mismas, las actitudes hacia su propio sexo y la función que deben cumplir no es tan favorable y las actitudes hacia el otro sexo mejoran. Las mujeres en la adolescencia están más interesadas en lo que los hombres piensan de nosotras, les interesa llamar la atención sobre ellos, y estar bonitas no solamente para sentirse bien con ellas mismas sino también para que los hombres nos admiren. Los hombres adolescentes, por el contrario, creen que merecen cuidados y atención de las mujeres.
Es muy importante que las actitudes infantiles cambien, es más, el retraso en el cambio de las actitudes sexuales conduce a muchos problemas sociales. Puede ocasionar problemas en la personalidad de los adolescentes y sus adaptaciones a la vida. Un problema muy importante en nuestra sociedad es el machismo, y esto se debe a que el hombre sigue con ese sentimiento infantil de superioridad y rechazo al sexo femenino.
Hay muchas condiciones que afectan las actitudes hacia el sexo y algunas de estas son:
- La clase de información sexual. Que depende del ambiente en que este el adolescente. La información que viene de observaciones o lecturas obscenas o la pornografía, estimula las actitudes negativas. Los adolescentes que reciben información seria y objetiva de sus padres o en el colegio, tienen actitudes favorables hacia el sexo.
- Las actitudes de personas importantes. Las actitudes dependen mucho del ejemplo que nos dan nuestros padres y familiares desde la infancia. Aunque tengamos experiencias nuevas durante la preadolescencia, o contactos sociales nuevos, las actitudes que nos transmitieron nuestros padres durante la infancia siempre van a dominar frente a las nuevas.
- Primeras experiencias: así como el ejemplo de las actitudes de nuestros padres durante la infancia, las experiencias vividas durante esa etapa de nuestra vida también nos van a marcar y nos van a dirigir la conducta y pensamientos sobre el propio sexo o el sexo opuesto. Esto también depende del ambiente en que nos desarrollamos y las creencias de nuestros padres. Por ejemplo, un padre machista le transmitirá a su hijo o hija ya sea por medio de palabras o actos su actitud machista.