Existen una serie de características o señales de alarma que nos pueden permitir detectar que la persona sufre un problema de adicción al sexo. Estas son algunas de ellas:
- Rutinariamente gastan una significativa cantidad de tiempo en salones de chat y mensajes privados con el único objetivo de tener cibersexo.
- Tienen un sentimiento de preocupación permanente y sólo les interesa el uso de Internet para encontrar parejas sexuales.
- Frecuentemente usan la comunicación anónima para engancharse en fantasías sexuales no realizadas típicamente en la realidad. Buscan hacer en el mundo virtual cosas que nunca harían en la realidad.
- Sólo piensan en anticiparse a la siguiente sesión con la expectativa de encontrar activación sexual o gratificación.
- Suelen pasar rápidamente del cibersexo al sexo telefónico.
- Esconden sus interacciones a las personas más cercanas.
- Viven su pasatiempo con gran sentimiento de culpa o pena. Sufren por su conducta.
- Cada vez pasan menos tiempo con el compañero sexual real, prefiriendo sólo el cibersexo como la principal forma de gratificación. En este tipo de relaciones "virtuales", el anonimato juega un papel primordial. Eso hace que la persona se "suelte" mucho más que en una charla frente a frente. También se puede "zafar" y cambiar de pareja sin ningún tipo de despedida.
El tratamiento de los adictos al sexo va dirigido a frenar sus comportamientos compulsivos y mejorar sus relaciones interpersonales. El tratamiento más utilizado incluye consejo profesional y asistencia a programas de auto-ayuda basados en el modelo de Alcohólicos Anónimos. Estos grupos son frecuentes en países como USA pero tienen poca actividad en nuestro país debido a la diferente concepción de la sexualidad entre las diferentes culturas.
El objetivo es obtener algún tipo de abstinencia en la actividad sexual adictiva. En los casos donde la hiperactividad sexual se asocia con otra patología psiquiátrica grave (esquizofrenia o T. afectivos mayores…etc) se recomienda el ingreso hospitalario sobre todo cuando puede existir riesgo de dañar a otras personas, a sí mismo o bien para el tratamiento de la patología asociada.